por Emma Hertz
“No hay paz sin justicia. No hay Justicia sin equidad. No hay equidad sin desarrollo. No hay desarrollo sin democracia. No hay democracia sin respeto a la Identidad y dignidad de las culturas y los pueblos.” Rigoberta Menchu Tum
En los últimos diez años, la población latina del suburbio de Filadelfia del condado de Montgomery, Pennsylvania, ha aumentado por más de cincuenta por ciento, con la mayoría de esto crecimiento en los 5.6 kilómetros cuadrados del pueblo de Norristown. Pasando por el barrio, calle por calle del medio oeste del pueblo está ocupada por panaderías ofreciendo conchas y pan dulce, escaparates de los vestidos para las quinceañeras y bodas, y volantes para las clases de Zumba o programas de inglés. El zumbido por estas calles es una mezcla del español e inglés, los gritos amistosos oídos sobre el estruendo del tráfico y la línea del tren que se intercepta con el pueblo.
Unas calles por la este, sin embargo, y nunca lo sabría que la población de estudiantes en el distrito escolar de Norristown es más del 40 por ciento latino. Aquí en el lado este, los carteles en las tiendas están en inglés, las personas caminando por la calle son trabajadores del gobierno y abogados caucásicos, haciendo negocios en las oficinas del condado. En el centro del ambiente está el palacio de justicia de la Edad Dorada, un imponente y gigante edificio que empequeñece a las tiendas; su presencia de mármol blanco en medio del pueblo más diverso étnica y racialmente del condado, es una metáfora obvia por la relación entre el gobierno local y la población del pueblo. No hay concordancia en verdad, para ver la divergencia que hay entre las culturas de los barrios, el contraste en el idioma oído por la calle y escrito por las tiendas.
Este contraste es un microcosmo del desafío afrontando a las comunidades cómo el condado de Montgomery en las últimas décadas, pues la inmigración de Latinoamérica ha aumentado y ha echado raíces en los barrios históricamente predominante habitado por la población blanca. Las poblaciones crecientes de residentes hispanohablantes están fortaleciendo comunidades en los suburbios, y esos condados que están históricamente blancos están luchando con- o, se puede discutir, pasando por alto- la necesidad de comunicarse con los residentes latinos que están llegando con niveles variando de fluencia en inglés y con el alfabetismo en general.
La urgencia y la importancia de comunicaciones entre los gobiernos y los residentes durante la pandemia, solo ha aumentado la visibilidad de estos desafíos, dónde comunidades como Montgomery fueron desafiados a proveer información en una manera oportuno y completo a los residentes latinos sobre crítica medidas de la salud pública.
Cómo los suburbios evalúan su propia capacidad para servir y escuchar a toda su población en la creación de la vida comunal, una cuestión central emerge- ¿Cómo construimos comunidades que valoran y sirven a todos los residentes, a pesar de su idioma y herencia cultural? ¿Qué contribuye la accesibilidad del idioma, y la información en general, a la práctica de la democracia? Y, mas importante como nosotros miramos al futuro- ¿Qué impacto tiene la accesibilidad del idioma al compromiso civil entre grupos históricamente excluidos de la democracia popular, en maneras que cambia nuestra práctica de la democracia a esa ideal de los “founding fathers”- a una unión más perfecta?
En el condado de Montgomery, el punto de partido de estas preguntas es realmente tan simple: ¿que información quieren y necesitan los residentes, y como quieren recibir esa información?
Estas preguntas se forman la base de el “Latinx Information Needs Assessment” conducido por el Listening Post Collective (LCP) en 2022, una organización sin fines de lucro que trabaja con asociados locales en más de cien países para construir medios de comunicación independientes y sostenibles y para fortalecer la capacidad de los profesionales de la media, las activistas de derechos humanos, y los emprendedores para proveer información local y de calidad. El LPC ha creado un proceso que se llama el “Information Needs Assessment” que se ha utilizado en muchas comunidades en los estados unidos, con un proceso que enfoque en cultivar la media local y el compromiso civil.
Dentro de esto estudio, el LCP planeó una serie de entrevistas y herramientas de encuesta por los hispanohablantes del condado de Montgomery. El objetivo fue aprender que tipo de información la población latina quiere, cómo quiere recibir esa información, y cuales oportunidades existen para investir en los canales de media que podría alinearse con esas prioridades.
El LPC publicó los resultados de su evaluación en su informe, “Montgomery County, PA: Latinx/Latino Information Ecosystem Assessment” en enero 2023 [enlace]. El informe habla a la amplitud de información que la población latina quiere- de la información sobre la salud pública y los trabajos, a más información sobre las escuelas y las guarderías, a la información sobre el alojamiento/ la seguridad pública/ los servicios gobiernos, y más. Notablemente, en cada categoría que fue incluido en las encuestas, los demandados pidieron por más información en general- destacando la escasez de información proveído por los canales corrientes.
Señaladamente, también, es el crecimiento de las organizaciones pequeñas que proveen la brecha de información para los latinos, y el papel importante que estos grupos llevan a cabo en apoyar a los procesos democráticos. Por ejemplo, el grupo local Champions Lowriders Club es una coalición de propietarios de motocicletas, enfocando en crear un espacio para compartir la información y noticias entre los latinos en Norristown. Además, unas organizaciones sin fines de lucro que están situados en la comunidad ofrecen información sobre los servicios de educación, salud, el desarrollo de negocios, y servicios sociales.
Estas organizaciones y grupos- incorporados formalmente como organizaciones sin fines de lucro, o funcionando como un club o grupo informal- tuvieron una postura crítica a la respuesta de salud pública del condado durante la pandemia de COVID- 19. Por ejemplo, la organización ACLAMO transmitió un “live stream” en Facebook cada día, traduciendo las sesiones de información del gobierno local, alcanzado a miles de personas latinas que de otra manera no habrían sido alcanzados. En otros ejemplos, grupos como CCATE y su círculo de salud, distribuyeron semana a semana y por casi dos años y medio, una canasta básica de comida basada en verduras, frutas, y pastas procurando una mejor salud en tiempos de pandemia; asimismo, tuvieron mes a mes clínicas de vacunación en su sitio y en la que aumentaron la tasa de vacunación de manera significativa entre los latinos, mientras que las esfuerzas del gobierno local fracasó en alcanzar a la misma población.
La intersección del conocimiento, la confianza, y el intercambio de la información es integral a asegurar resultados democráticos equitativos. Mientras que la capacidad de los inmigrantes latinos para participar en elecciones está limitada a causa de los retos con su estado de documentación (un tema para otro día), su habilidad para ser servido por su democracia todavía está una necesidad tangible. Y, sin capacidad de participar en estos procesos y decisiones democráticos- como el gasto de fondos gobiernos, la distribución de recursos a lo largo de las comunidades, o aun los tipos de servicios y apoyos que ofrece el gobierno- estos mismos procesos continuarán a excluir, negar, y a lo peor, hacer daño a las poblaciones latinos en los Estados Unidos.
La presencia de los grupos comunitarios es un primer paso, pero no es suficiente. El gobierno, los sistemas de educación, y los negocios no pueden depender de las organizaciones sin fines de lucro a servir como “mensajeros de confianza” a las poblaciones latinos en perpetuidad. Además, sería beneficial a estas instituciones si pudiera incorporar estrategias de comunicación que son mas inclusivas a los latinos (en adición a cualquiera población inmigrante en su comunidad) para que los ideales verdaderos podrían ser alcanzados.
¿Cómo pretende un sistema de educación educar a cada hijo cuando la instrucción básica solamente está en un idioma, o si las comunicaciones con los padres solo son transmitidas en inglés? ¿Cómo dice un gobierno que sirve todos sus residentes cuando, durante una crisis de salud pública, no puede proveer seguramente la información critica en los dos o tres idiomas mas comunes en su comunidad? Estas son preguntas críticas que no hablan a los deseos de la población de inmigrantes, tanto como la incapacidad que las instituciones históricas a realizar su propia misión con un mundo cambiando.
Como entramos a un nuevo año, hay una oportunidad para las instituciones a reflejarse en como se puede cambiar sus propias prácticas para ser inclusivas a las culturas y los idiomas distintos, y cómo estos cambios resultarán en mejoras para estas poblaciones, así como para las instituciones. Como vemos cuando caminamos por las calles del oeste de Norristown, nuestra vida comunal está más rica cuando experimentamos diversas culturas e idiomas lado a lado. Hay sincronía cuando la gente se siente oída, vista, y valorada por su herencia cultural y las experiencias, el conocimiento, y la creatividad que traen a sus circunstancias corrientes. En vez de negar estas experiencias, negar a estas personas- ¿cuánta más fuerte sería nuestra democracia si las abrazamos?
Information is Power: Cultural and Language Inclusion is a Prerequisite for Strong Democracies
by Emma Hertz
“Peace cannot exist without justice, justice cannot exist without fairness, fairness cannot exist without development, development cannot exist without democracy, democracy cannot exist without respect for the identity and worth of cultures and peoples.” Rigoberta Menchú Tum
In the last ten years, the Latinx population of the Philadelphia suburb of Montgomery County, Pennsylvania has increased by over 50%, with the majority of that increase concentrated in the 3.5 square miles of Norristown, the county seat. Walking through town, block upon block of the western half of the town is occupied by bakeries offering conchas and pan dulces, window displays of beautifully tiered dresses for quinceañeras and weddings, and flyers for Zumba classes and after school English language programs. The buzz on these streets is a mix of Spanish and English, neighborly shouts heard above the din of traffic and the intersecting train line that connects to Philadelphia.
A few blocks east, though, and you’d never know that the student population in this town’s school district is over 30% Latinx. Here on the eastern side, the signs are all in English, the people walking the streets mostly white government workers and lawyers attending to business in the county offices. Centered among this milieu is the Gilded Age-era courthouse, an imposing behemoth of a building rising stories above the surrounding bail bond and cell phone storefronts, its ivory presence in the midst of the most racially diverse town in the county an obvious metaphor for the relationship between the local government and the increasingly racially and culturally diverse population in town. It’s jarring, really, to see such a divergence in culture a mere few blocks away, the least of which is the contrast in languages heard and written across the storefronts.
This contrast is a microcosm of the challenge facing communities like Montgomery County in the last twenty years or so, as immigration from Latin and Central America has increased and taken root in predominantly white, upper-class neighborhoods. Growing populations of Spanish-speaking residents are building communities in suburban counties, and those historically white counties are struggling with- or, one could argue, ignoring- the need to communicate with residents from non-English speaking countries who are arriving with varying levels of English fluency and literacy in general.
The urgency and importance of communications between governments and residents during the pandemic has only increased the visibility of these challenges, where communities like Montgomery were challenged to provide timely, comprehensive information to Spanish-speaking residents around critical public health measures.
As suburban communities evaluate their own capacities for serving and engaging their populace in community life, a central question arises- how do we build communities that value and serve all residents, regardless of their language? What does language accessibility, and information sharing in general, contribute to the practice of democracy? And, most importantly as we look ahead- does greater investment into language accessibility impact civic engagement among historically excluded groups in ways that tangibly shift our practice of democracy into that ideal for which our founding fathers strove- that more perfect union?
In Montgomery County, the starting point for these broader questions is actually quite simple- what information do Spanish-speaking residents want and need, and how do they want to receive that information?
These questions formed the basis of the 2022 Information Needs Assessment conducted by the Listening Post Collective (LPC), an international nonprofit organization that works with local partners in more than 100 countries to build sustainable independent media and strengthen the capacity of media professionals, human rights activists, and information entrepreneurs to deliver quality, local information. The LPC has devised a process called the Information Needs Assessment that it has employed in numerous communities across the United States, with a process that focuses on cultivating local media and civic engagement.
Through this study, the LPC designed a series of interview and survey tools for Spanish-speaking residents in Montgomery County. The purpose was to learn what kinds of information the population wanted more information on, how they wanted to receive/ hear about that information, and what opportunities existed for investing in media channels that would align with these priorities.
The LPC published the results of the study in their report “Montgomery County, PA: Latinx/Latino Information Ecosystem Assessment” in January 2023 [link]. The report speaks, overall, to the breadth of information that Spanish-speaking residents desire- from public health information and jobs, to daycare/ school information, to information about housing/ public safety/ government services, and more. Notably, in every category surveyed, Spanish language respondents asked for more information to be shared- highlighting the dearth of information currently provided to them through existing channels.
Notably, too, is the growth of grassroots organizations filling in the information gaps for Latino residents, and the important role these groups play in supporting democratic processes. For example, the local group Champions Lowriders Club is a growing coalition of bike owners and riders, intent on creating a space and platform for sharing information and news among the Latinx/Latino population in Norristown. As well, several nonprofit organizations situated in the community offer a diverse range of information about services for education, health, business development, and social services.
These organizations and groups- either formally incorporated as nonprofits, or existing more as clubs or neighborhood groups- were central to the County’s public health response during the COVID-19 pandemic. For example, the nonprofit ACLAMO started live-streaming translated versions of the official county briefings during the pandemic to their Facebook audience, reaching thousands of residents that would otherwise have gone without information during this time. In other instances, groups like CCATE partnered with local vaccine distribution efforts to host vaccine clinics on site, increasing vaccine rates among the Latino population dramatically while countywide efforts were unsuccessful in reaching the same population.
This intersection of knowledge, trust, and information sharing is a critical component of ensuring equitable democratic outcomes. While the ability of Latino immigrants participating in elections is limited due to challenges with immigration status (a topic for another day), their ability to be served by their democracy is still a tangible need. And, without access to participation in those processes- such as how government funds are spent, how resources are being distributed across communities, or even what kinds of services and supports are offered- those same processes will likely continue to exclude, not service, and at worst even harm Latino populations in the US.
The presence of community groups is an important first step, but it is not enough. Government, education systems, and businesses cannot expect to rely on nonprofits or grassroots coalitions to serve as “trusted messengers” to the Latino population in perpetuity. More so, it is a greater benefit to these institutions to incorporate broader messaging and communication strategies that are inclusive and inviting to Latino populations (as well as any other immigrant populations in their jurisdictions) so that the true ideals of a democratic country can be reached.
How can an education system purport to educate every child when basic instruction is only taught in one language, or communications to parents are only transmitted through an email in English? How can governments portend to serve their constituency when, during a public health crisis, they can’t reliably provide information in the two or three languages most commonly spoken in their community? These are critical questions that are not about the needs or desires of the populations unserved, so much as the inability of longstanding institutions to truly fulfill their own missions within a changing populace.
As we move into a new year, this is an opportunity for institutions to reflect on how changing their own practices to be inclusive of different cultures and languages would result in better outcomes for their populations as well as for the institutions themselves. As we see when walking through the streets of western Norristown, our communal life is made even richer when we experience diverse cultures and languages side by side. There is synchrony when people feel heard, seen, and valued for their cultural heritage and the experiences, wisdom, and creativity they bring to their current circumstances. Rather than deny those experiences, deny those people- how much stronger would our democracy be if we embraced them?
Emma Hertz
Emma es escritora, viajera, madre, y donante trabajando en Montgomery County, PA.
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