6-12-2022
7-24-2022
Aguascalientes, México
Philadelphia, Pennsylvania, USA
08/31/22 La vida es un enigma que se nos revela cada día, la muerte es lo inevitable y que siempre ha marcado un misterio con miles de respuestas como culturas y sociedades han existido. Alrededor del dolor de la muerte siempre se encuentra un punto cero que es como un Bing-Bang, ese punto cero queda en la vida de quien sufre la perdida. Ese punto cero tan pequeño contiene todos los misterios y esta rebozante de memorias, de pensamientos y palabras, de poesía que se manifiesta en lugares, momentos, detalles únicos, aromas, y peculiaridades como el tono de voz, la textura de la piel, los gestos y actitudes que muchas veces se heredan. Encuentro en mi madre y en mi padre ese punto cero que es genesis también propio de la vida. Mi madre se fue el 10 de junio del 2022 a las 3:33 pm en la ciudad de Aguascalientes, México. La suma de segundos, de minutos, de horas, de semanas, meses, años, lustros y décadas desde el 26 de marzo de 1943, culminaron ese viernes 10 de junio en un punto cero.
¿Cómo describir o compartir acerca de una vida en tan solo unos renglones? ¿Cómo describir con justicia quién fue ella? A ella la conocí como mi madre. Y cada persona que le conoció se acercó a ella desde otra posición, perspectiva, relación y experiencia. Con su fallecimiento, hubo quien perdió a su abuela, a su amiga, a su hermana en la fe, a su tia, a su suegra, y en el caso de mi padre a su pareja desde la juventud, su esposa, pero para mi fue mi madre, e incluso mi experiencia como hijo fue distinta a la de mis hermanos y hermanas que también perdieron a su madre. Yo hablo de mi madre en este escrito, desde esa perspectiva única.
Inhabilitado ahora para mostrar su obra, que en el futuro haré, y hablaré de la pintora y artista que fue ella, en este ensayo comparto porciones de mi diario desde junio 12 del 2022 dos dias después de su fallecimiento el 15 de julio del 2022. Que estas entradas de mi diario permita al lector buscar la vida y expresar en vida todas las palabras que debemos vertir mientras los seres amados están presentes y así tuve la fortuna de hacerlo con ella. Estos son pequeñas reflexiones, de algunas pequeñas memorias.
06/12/2022 Todo se arremolinó entre las 3:33 pm y las 9:30 pm del viernes 10 de junio del 2022. La enfermera abrió la puerta y nos anunció tu deceso. Tu nombre Jaruko Hisijara, mujer, madre, esposa, pintora, educadora y creyente cristiana protestante. Tendida sobre una cama, te trasladaron a la morgue. No quisimos que pasaras una sola noche en ese cuarto frío y desolado. Fríos estaban también nuestros corazones.
Cuando reflexiono en tu vida, pienso profundamente en todos los sueños que quisiste lograr y vivir, en todos los que lograste y en los que no pudiste realizar porque naciste en circunstancias difíciles en las que las oportunidades para las mujeres fueron limitadas y en las que tuviste que crecer a un ritmo vertiginoso.
Durante el último año te visité cada dos o tres meses, y desde septiembre del año pasado me pediste una grabadora de mano para que pudieras compartir acerca de tu vida. ¿Sería que sentías que el final se acercaba? Siempre fuiste una extraordinaria narradora, compartías tus historias de la niñez, la adolescencia, la juventud y de los años de la familia con una calidez, energía, que hacían que brillarán tus ojos, así como tu sonrisa. A tus nietas les encantaba escucharte, recordaban todo lo que les decías, todas las historias de tu niñez y juventud.
La noche del miércoles, dos días antes de tu fallecimiento, una enfermera se acercó para hacer un cuestionario pre-operación. Eran muchas preguntas que venían desde la infancia, incluyendo historial médico, hasta los días recientes. Pero hubo una pregunta en la que intervine, –¿Nivel de escolaridad? — Contestaste, — secretaria–. Efectivamente lograste con grandes esfuerzos pagarte tu propia escuela, ganar una beca, supimos que tus calificaciones fueron siempre excelentes, y que todos los trabajos los hiciste con detalle, ya fuera en la merceria “La japonesita” de Ciudad Valles, San Luis Potosí, o más adelante como secretaria en Seguros la Comercial en la ciudad de México. Fuiste una secretaria ejemplar, que se ganó el cariño de amigas y de amigos. A la tía Gloria, a la tía Bety y a la tia Tere ahí las conociste y las hiciste tus hermanas, crecimos amándolas a las tres. Y en casa tuvimos la máquina de escribir que tu tía Chelo te regaló para que pudieras hacer tus tareas, en esa misma maquina yo hice las mías, al menos hasta la secundaría. Con gran orgullo nos platicaste de aquellos años que nos parecían lejanos, aunque estuvieran a tan solo una década.
Pero regresando a la pregunta y a la respuesta. La noche anterior y en mis visitas previas me compartiste de tu sueño de haber estudiado educación, deseabas tanto ser maestra, haber estudiado pedagogía, pensar en la niñez y en los métodos de educación. Toda esa pasión se reflejó en tus hijos, pues nos enseñaste, tú y mi padre a amar los libros. Hace tan solo unos días, horas después de tu entierro el pasado sábado 11 de junio, todos fuimos a casa. Jorge tu yerno, y yo resolvimos ir por pan, jamón, jitomate, cebolla, chiles, frijoles, mayonesa, lechugas, queso, para hacer tortas. En casa éramos 16 personas, la idea fue que cada uno pudiera hacerse de manera libre dos emparedados con todo lo que quisieran. Debo confesar mamá, hasta entonces solo por unos pequeños momentos de las últimas 52 horas, había podido sentir todo lo que estaba sucediendo. Con la excusa de subir a lavarme las manos me ausenté y entré a la biblioteca que tú y papá levantaron en casa, y comencé a ver las enciclopedias con las cuales crecimos, “El tesoro del saber”, “Diccionario enciclopédico Bruguera”, “Nueva Enciclopedia Autodidáctica Quillet”, y tome uno de esos tomos, mis hermanos aún se escuchaban en la primera planta, hubieras gozado verles, a tus nietos jugando, a tus hijos haciendo tortas, mi papá exhausto dormía, así es, el hombre que amaste toda la vida, exhausto cayó en la cama y le escuche dormir por primera vez en muchos días.
No hice ruido, para no despertarle y con mucho cuidado saque un tomo y comencé a leer. Y en esa biblioteca me encontré nuevamente contigo, a ti mamá que vi descender tu ataúd unas dos horas antes y sobre la que arrojé flores, estabas frente a mí en esa biblioteca. Abrí el tomo de “El Tesoro del Saber”, y te veía frente a mí con una dulce sonrisa cargando a mis hermanos pequeños. Fuiste una madre ocupada que te desviviste en amarnos, con gran energía. Sí recuerdo que varias veces tuviste que caer en cama, y cómo no iba a ser, si te entregabas por nosotros, pero siempre estuviste por tus hijas y por tus hijos.
Abrí el tomo y recordé cómo esos libros nos los pusiste a la vista, nos creaste el ambiente y con libertad nos expusiste para abrirles y explorarles. Tú y papá crearon el ambiente con un sacrificio enorme, sabían que cultivaban el amor por los libros al ponerlos a nuestro alcance. Cada mes pagaban un tomo y así a través de los años coleccionaron enciclopedias completas. Cómo no recordar que cada ocasión que podían compraban la revista de “Cantinflas” que presentaba biografías de científicos, revolucionarios, estudiosos, filósofos, y artistas. Estoy seguro de que tú y papá nos vieron cuando abríamos los libros y nos sentábamos en esos sofás de madera para verlos, explorarlos, para buscar términos, palabras, y lecciones. Había de todo en esas enciclopedias. Recuerdo que una vez te dije que quería aprender a dibujar, no había dinero en casa para clases privadas, me llevaste a la biblioteca de “El tesoro de la juventud” y abriste un tomo que explicaba como dibujar paso a paso. Recuerdo que ese verano todos los días después de jugar fútbol me metí a ese libro, ahí nació la pasión por el arte que después se reafirmaría en la secundaria. Me provistes de las herramientas y me diste la libertad de explorar.
06/17/22 Pienso, qué violenta fue la semana pasada mamá. Los que te rodeamos sentimos esa violencia en nosotros, pero no como tú la sentiste, todo se precipitaba con una fuerza vertiginosa, descomunal que nada podía detener el mal y el dolor. Tú es quien más sufrió esa violencia, tu cuerpo, y aun en esos momentos mantuviste un espíritu lleno de fe, lleno de esperanza, lleno de palabras dulces para todos, sí en algunos momentos me confesaste enojos que tenías y que recibí en mi corazón y te pedí me expresaras todo, algunas de tus confesiones me confundieron, otras me hicieron afirmar quién fuiste, pude abrazar cada palabra, cada recuerdo, cada emoción tuya, por momentos te veías confundida pronto te compartía de qué día era. Retomabas la alegría, el buen humor después tuvimos momentos llenos de oración, qué fortaleza la tuya, fortaleza que nos heredaste y que nos cultivaste en la fe. Te confieso, no sé si soy un hombre de fe, vivo por principios, pero esos días compartimos la fe, el pan y el vino, y la eucaristía.
Decidí comprar mis boletos de avión antes de que siquiera te hospitalizarán, nació en mi corazón ir a verlos, a ti y a mi papá, justo después de que terminamos cursos en CCATE y en la Universidad de Pennsylvania. Hablé con mi hermana Salem y ella me compartió cómo te sentías. Pero déjame aquí hacer un paréntesis (Qué gran hija y que gran mujer es Salem Arango, digna hija tuya, hermana que amo con el corazón y que admiro de una manera indescriptible. Cuántas lecciones me diste tu y me dio ella en este viaje. No cabe duda de que Salem heredó tu amor y tu fuerza, como ese libro del Dr. Martin Luther King: “La fuerza de amar”. No hay más, ustedes encarnan ambas características, saben amar con una fuerza que transforman a todos quienes les rodean). Continuo. Vi el calendario y tenía exactamente diez días para verlos, de manera egoísta pensé visitarles por nueve días y un día pasar en la Gran Tenochtitlán, deseaba ir a Santa Cecilia a ese pueblito en el que crecimos, deseaba subir a la pirámide e ir al zócalo, e ir a ver una obra de teatro de una querida amiga.
06/22/22 Pero regreso a la pregunta de la enfermera, y en el que le dije, — efectivamente mi mamá fue una secretaria extraordinaria. Pero también fue cineasta, doctora en educación, antropóloga, ingeniera en electrónica y en biotecnología—fue por el impulso que tú y papá nos dieron que a todos nos dieron una carrera universitaria, y aprendiste con nosotros los términos, viviste con nosotros, fuiste capaz de abrirnos camino, de crear senderos para las siguientes generaciones.
06/29/22 Sí quizá esto suene presuntuoso, pero lo diré porque mereces que lo mencione, me alegra mucho que fue en vida que pude compartirte algunos de los logros que tuve en comunidad, ninguno de esos logros tiene mucho que ver conmigo, sino contigo, mi padre, mis hijas Haruko y Christy, Kathy, Holly, Diana, el Dr. Reggie Clifford, el Dr. Samuel Escobar, la Dra. Julieta Haidar, el Dr. Rolando Gutiérrez y CCATE mi comunidad, y un grupo hermoso de maestros y alumnos ejemplares que toda la vida me han acompañado. Con cuánto orgullo en esas últimas noches me expresaste cariño por el premio que como docente gané este año, como tu decías “en una de las mejores universidades del mundo” como ciertamente lo es la University of Pennsylvania, o que te tocó ver la publicación en Cambridge University Press, cuánto celebraste el premio Ohtli para CCATE que el gobierno de México nos otorgó hace unos años, y que recordaste esa noche. También platicamos de mis años de corredor y de la medalla de primer lugar en 100 mts que cuelga aun en tu vitrina. Cuando reflexiono en todo esto me doy cuenta de lo efímero de la vida, de lo vano de cada premio, intentamos como humanidad dejar pequeñas marcas a través de objetos de reconocimiento cuando cada esfuerzo, cada palabra, cada entrenamiento, cada lectura, cada logro se resume y se reconoce en un momento en el que el hálito de vida nos abandona. Mis premios fueron tus premios también, te lo hice saber y hoy lo confirmo.
07/7/22 Tu vida, no pasó desapercibida para los cientos y miles de vidas que tocaste y a quienes les dejaste una semilla a través de tus palabras de amor, de la alfabetización que hiciste para adultos por treinta años en la alameda central de la ciudad de México, a los cientos de mujeres que aconsejaste como líder cristiana y en el que estoy seguro les diste palabras de aliento, de ánimo, de fuerza, de valentía de templanza y de pausa. Recuerdas como en tú última noche me compartiste del pastor Pablo Ordaz y del ministerio teléfono que tuvieron aconsejando personas que sentían la presión del suicidio. Recuerdo esos días pues desde la escalera te miraba en el teléfono verde que estaba sobre la consola, era uno de esos teléfonos de disco que hoy serían ya una reliquia. Ahí por horas te escuche llorar con las personas que estaban al otro lado de la línea, te vi orar con ellas, te escuché darles una palabra de ánimo, y darles una dirección de una iglesia cercana. Si bien yo no soy religioso, y lo supiste, infundiste en mi ese sentido espiritual del amor al prójimo, de escuchar el dolor del otro. CCATE no salió de la nada, tú pusiste una semilla.
Pienso que necesito tiempo para escribir acerca de ti con mayor detalle, quizá por capítulos ir desgranando la vida que me compartiste en carne propia, pero también a través de tu voz y de tus pinturas. Es difícil en este escrito expresar, porque el luto es un espacio de confusión entre honrar a la persona que nos marcó con tanto amor y el dolor que uno siente. Siento la tensión de que el escrito se trata a cerca de ti o acerca de mi dolor, es una tensión entre conmemorar para honrar y quizá el egoísmo de expresar el dolor que uno siente. Acepto la confusión que trae consigo este tiempo.
07/15/22 Hoy la maternidad y la paternidad es distinta, los chicos se quejan de que sus padres no son sus cuates, sus amigas, sus compañeras de aventura y cómplices. Esas me parecen expectativas superficiales llenas de inmadurez. Porque un padre y una madre no deben ser adolescentes, ni niños, sino adultos en relación con sus hijos. Esas aventuras se hacen con los pares de uno. De las madres y de los padres esperamos aprender a ser adultos. Y tú fuiste así con nosotros, compartiste el mundo con nosotros, nos invitaste a verlo con seriedad, arte, buen humor y madurez, no caíste en el barullo y en la presión social que te exigía un “Girls night out” con mis hermanas como lo hacen las adolescentes, o que fueras amiga de mis travesuras y de mis secretos como niño o como joven. Para eso nos enseñaste a hacer amigos y a cultivar amistades. Fuiste una madre extraordinaria que supo relacionarse con sus hijos e hijas con la autoridad de una madre. No fuiste mi amiga, fuiste mi madre, y eso me llena el corazón de manera plena. Como madre te emocionaste conmigo cuando te compartía cómo metía goles, te encantaba ver mis dibujos y láminas, me preguntabas por las fotografías que tomaba, me pedías que enmarcará para que las pusieras en la casa, y finalmente conforme fui creciendo me enfrentaste cuando lo sentiste debido y apropiado. Como adultos estuvimos de acuerdo y en descuerdo, a veces tuvimos brechas, pero nunca insalvables. Es cierto hubo un momento crucial que se te dolió porque así me lo expresaste entonces, y dos noches antes de tu muerte, pero también te comunique que fue mi momento de cortar el cordón umbilical e iniciar mi vida, lo entendiste y permitiste que avanzara. La vida no es una sonrisa, en el luto a veces la podemos pensar así, pero lo cierto es que tú y yo hablamos siempre con apertura incluso en nuestros desacuerdos sociales y políticos. Pues estuvimos en sentidos opuestos, hubo un momento en que yo me radicalicé a la izquierda y a las posiciones progresistas, y tu decidiste vivir con los principios que fueron motor de tu vida pero que se traducían en posiciones conservadoras en la política social. No entendías por qué me separaba del credo que me enseñaste, por qué cuestionaba el orden de la iglesia, las posiciones tradicionales, por qué fui rompiendo con prácticas que hicimos como familia. Pero al mismo tiempo reconociste mi papel como padre, entendiste que mi corazón estaba motivado por el bien humano, entendiste que dejé de preocuparme por la eternidad y me enfoqué en el amar en el aquí y el ahora. Este último año que bien nos hizo comunicarnos, compartir el pincel, hablar de pintura, y dialogar en las noches. Tu picardía y buen humor es algo que recordaré. A veces mis hermanos se quejan de mi ironía, si supieran que la aprendí de ti. Esa última noche me preguntaste, — Obed, qué vas a hacer con tanto conocimiento–, tus ojos despedían un brillo travieso. Y te contesté, — seré presidente de México–. Tus ojos se alertaron por mi respuesta y de manera sería dijiste, — estaría muy orgullosa de ti si fueras presidente de México, y ciertamente lo puedes ser pues tienes lo que se necesita para serlo, la personalidad, el conocimiento. Pero no sé si votaría por ti–. Hiciste con ese remate que soltará una carcajada que el enfermero Fernando vino pidiendo silencio a las 2:30 am. Una vez que él se fue, me tomaste de la mano y me pediste que me acercara, y me dijiste, — Obed eres mi Che Guevara, mi Martin Luther King, mi Subcomandante Marcos, eres mi revolucionario, mi rebelde, mi fotógrafo favorito. No seas presidente de México, lo que CCATE hace es muy necesario en esta vida, es lo que pocos hacen. Ese es tu camino, esa es la revolución por la que has luchado, y se necesita que avance–. Dos horas antes de tu partida al quirófano encontramos claridad, tú y yo nos veíamos a los ojos, veía en ti la revolucionaria que fuiste y tu veías en mí el futuro que viene. El arte, el amor y el buen humor nos unió y nos hizo superar nuestras diferencias y los momentos de dolor. Esa tarde cuando te vi finalmente descansar me vino un torrente de agua que está contenido, un torrente de pensamientos que de manera confusa comienzan a encarnarse en palabras…
… y aún falta que comparta de la artista que pintó el mundo.
MOURNING FOR MY MOTHER: A TRIBUTE TO THE ARTIST JARUKO HISIJARA por Obed Arango
6-12-2022
7-24-2022
Aguascalientes, Mexico
Philadelphia, Pennsylvania, USA
08/31/22 Life is an enigma that is revealed to us every day, death is inevitable and that has always marked a mystery with thousands of answers as cultures and societies have existed. Around the pain of death there is always a zero point that is like a Bing-Bang, that zero point remains in the life of the one who suffers the loss. That small zero point contains all the mysteries and is overflowing with memories, thoughts and words, poetry that manifests itself in places, moments, unique details, aromas, and peculiarities such as the tone of voice, the texture of the skin, the gestures and attitudes that are often inherited. I find in my mother and in my father that zero point that is also the genesis of life. My mother left on June 10, 2022, at 3:33 pm in the city of Aguascalientes, Mexico. The sum of seconds, minutes, hours, weeks, months, years, and decades since March 26, 1943, culminated on that Friday, June 10, at a zero point.
How to describe or share about a life in just a few lines? How to fairly describe who she was? I knew her as my mother. And each person who met her approached her from another position, perspective, relationship, and experience. With herhis death, there were those who lost their grandmother, their friend, their sister in faith, their aunt, their mother-in-law, and in the case of my father, his partner since youth, his wife, but for me it was my mother, and even my experience as a son was different from that of my brothers and sisters who also lost their mother. I speak of my mother in this writing, from that unique perspective.
UnableDisabled now to show her work, which in the future I will do, and I will talk about the painter and artist that she was, in this essay I share portions of my diary from June 12, 2022, two days after her death on July 15, 2022. May these entries in my diary allow the reader to seek life and express in life all the words that we must pour while loved ones are present and so I was fortunate to do so with her. These are small reflections, of some small memories.
12/06/2022 Everything swirled between 3:33 pm and 9:30 pm on Friday, June 10, 2022. The nurse opened the door and announced your death. Your name Jaruko Hisijara, woman, mother, wife, painter, educator and Protestant Christian believer. Lying on a bed, you were transferred to the morgue. We didn’t want you to spend a single night in that cold and desolate room. Cold were our hearts too.
When I reflect on your life, I think deeply about all the dreams you wanted to achieve and live, all the ones you achieved and the ones you couldn’t achieve because you were born into difficult circumstances where opportunities for women were limited and where you had to grow at a dizzying pace.
During the last year I visited you every two or three months, and since September last year you asked me for a handheld recorder so you could share about your life. Could it be that you felt that the end was near? You were always an extraordinary storyteller, you shared your stories of childhood, adolescence, youth and family years with a warmth, energy, that made your eyes shine, as well as your smile. Your granddaughters loved listening to you, they remembered everything you told them, all the stories of your childhood and youth.
On Wednesday night, two days before you passed away, a nurse came by to do a pre-op questionnaire. There were many questions that came from childhood, including medical history, until recent days. But there was a question in which I intervened, –Level of schooling? — You answered, — secretary –. Indeed, with great effort you managed to pay for your own school, win a scholarship, we knew that your grades were always excellent, and that you did all the work in detail, whether it was in the “La Japonesita” haberdashery in Ciudad Valles, San Luis Potosí, or later as secretary at Seguros la Comercial in Mexico City. You were an exemplary secretary, who earned the affection of friends and friends. You met Aunt Gloria, Aunt Bety and Aunt Tere there and made them your sisters, we grew up loving all three of them. And at home we had the typewriter that your aunt Chelo gave you so you could do your homework, on that same machine I did mine, at least until high school. With great pride you told us about those years that seemed distant to us, even though they were only a decade away.
But back to the question and answer. The night before and on my previous visits you shared with me about your dream of having studied education, you wanted so much to be a teacher, to have studied pedagogy, to think about childhood and education methods. All that passion was reflected in your children, because you taught us, you and my father, to love books. Just a few days ago, hours after your funeral last Saturday, June 11, we all went home. Jorge, your son-in-law, and I decided to go for bread, ham, tomato, onion, chiles, beans, mayonnaise, lettuce, cheese, to make cakes. At home we were 16 people, the idea was that each one could freely make two sandwiches with everything they wanted. I must confess mom, until then only for a few small moments in the last 52 hours, she had been able to feel everything that was happening. With the excuse of going upstairs to wash my hands, I left and went into the library that you and dad built at home, and I began to see the encyclopedias with which we grew up, “The treasure of knowledge”, “Bruguera encyclopedic dictionary”, “New Quillet Self-Taught Encyclopedia”, and I picked up one of those volumes, my brothers were still listening to each other on the first floor, you would have enjoyed seeing them, your grandchildren playing, your children making cakes, my exhausted father was asleep, that’s right, the man you loved all exhausted, he fell into bed and I heard him sleep for the first time in many days.
I didn’t make any noise, so as not to wake him up, and very carefully I took out a volume and began to read. And in that library I met you again, you mom who I saw your coffin go down about two hours before and on whom I threw flowers, you were in front of me in that library. I opened the volume of “The Treasure of Knowledge”, and I saw you in front of me with a sweet smile carrying my little brothers. You were a busy mother who went out of your way to love us, with great energy. I do remember that several times you had to fall into bed, and how could it not be, if you gave yourself up for us, but you were always there for your daughters and your sons.
I opened the volume and remembered how you put those books in front of us, created the environment for us and freely exposed us to open and explore them. You and Dad created the environment with enormous sacrifice, you knew that you cultivated a love for books by putting them within our reach. Each month they paid for a volume and thus through the years they collected complete encyclopedias. How can we not remember that every time they could they bought the “Cantinflas” magazine that presented biographies of scientists, revolutionaries, scholars, philosophers, and artists. I’m sure you and dad saw us when we opened the books and sat on those wooden sofas to look at them, to explore them, to look up terms, words, and lessons. There was everything in those encyclopedias. I remember once I told you that I wanted to learn to draw, there was no money at home for private classes, you took me to the library of “The treasure of youth” and opened a volume that explained how to draw step by step. I remember that that summer every day after playing soccer I got into that book, there was born the passion for art that would later be reaffirmed in high school. You provided me with the tools and gave me the freedom to explore.
06/17/22 I think, how violent was last week mom. Those of us around you feel that violence in us, but not as you felt it, everything rushed with a vertiginous force, enormous that nothing could stop the evil and pain. You are the one who suffered the most from this violence, your body, and even in those moments you maintained a spirit full of faith, full of hope, full of sweet words for everyone, yes at some moments you confessed to me the anger that you had and that I received in my heart and I asked you to express everything to me, some of your confessions confused me, others made me affirm who you were, I was able to embrace every word, every memory, every emotion of yours, at times you looked confused, soon I shared what day it was. You resumed your joy, your good humor, then we had moments full of prayer, what a strength you have, a strength that you inherited from us and that you cultivated in our faith. I confess to you, I don’t know if I am a man of faith, I live by principles, but those days we shared faith, bread and wine, and the Eucharist.
I decided to buy my plane tickets before they even hospitalized you, it was born in my heart to go see you and my dad, right after we finished courses at CCATE and at the University of Pennsylvania. I talked to my sister Salem and she shared with me how you felt. But let me make a parenthesis here (What a great daughter and what a great woman Salem Arango is, worthy daughter of yours, sister that I love with my heart and that I admire in an indescribable way. How many lessons did you give me and did she give me on this trip. No there is no doubt that Salem inherited your love and your strength, like that book by Dr. Martin Luther King: “The strength of love”. There is no more, you embody both characteristics, you know how to love with a strength that transforms everyone around you ). Continuous. I saw the calendar and I had exactly ten days to see them, selfishly I thought I would visit them for nine days and one day spend in the Great Tenochtitlán, I wanted to go to Santa Cecilia to that little town where we grew up, I wanted to climb the pyramid and go to the zocalo , and go see a play by a dear friend.
06/22/22 But back to the nurse’s question, and where I told her, — indeed, my mom was an extraordinary secretary. But she was also a filmmaker, a doctor of education, an anthropologist, an electronics and biotechnology engineer—it was because of the encouragement that you and dad gave us that they gave us all a university degree, and you learned the terms with us, you lived with us, you were able to make our way, to create paths for the following generations.
06/29/22 Yes, this may sound presumptuous, but I will say it because you deserve to be mentioned, I am very happy that it was in life that I was able to share with you some of the achievements that I had in the community, none of those achievements have much to do with me, but With you, my father, my daughters Haruko and Christy, Kathy, Holly, Diana, Dr. Reggie Clifford, Dr. Samuel Escobar, Dr. Julieta Haidar, Dr. Rolando Gutiérrez and CCATE my community, and a beautiful group of exemplary teachers and students who have accompanied me all my life. With how much pride in those last nights you expressed affection for the award that I won this year as a teacher, as you said “in one of the best universities in the world” as the University of Pennsylvania certainly is, or that you happened to see the publication in Cambridge University Press, how much you celebrated the Ohtli prize for CCATE that the Mexican government awarded us a few years ago, and that you remembered that night. We also talked about my years as a runner and the first place medal in 100 meters that still hangs in your window. When I reflect on all this I realize how ephemeral life is, how vain each award is, we try as humanity to leave small marks through objects of recognition when each effort, each word, each training, each reading, each achievement is summarizes and is recognized at a time when the breath of life leaves us. My prizes were your prizes too, I let you know and today I confirm it.
07/07/22 Your life did not go unnoticed by the hundreds and thousands of lives you touched and to whom you left a seed through your words of love, through the literacy training you did for adults for thirty years in the central mall of the Mexico City, to the hundreds of women you advised as a Christian leader and in which I am sure you gave them words of encouragement, encouragement, strength, courage, temperance and pause. Remember how on your last night you shared with me about Pastor Pablo Ordaz and the telephone ministry that they had advising people who felt the pressure of suicide. I remember those days because from the stairs I looked at you on the green telephone that was on the console, it was one of those rotary telephones that today would already be a relic. There for hours I heard you cry with the people who were on the other end of the line, I saw you pray with them, I heard you give them a word of encouragement, and give them an address to a nearby church. Although I am not religious, and you knew it, you instilled in me that spiritual sense of love for others, of listening to the pain of the other. CCATE did not come out of nowhere, you put a seed.
I think I need time to write about you in greater detail, perhaps by chapters, to unravel the life that you shared with me personally, but also through your voice and your paintings. It is difficult in this writing to express, because mourning is a space of confusion between honoring the person who marked us with so much love and the pain that one feels. I feel the tension that the writing is about you or about my pain, it is a tension between commemorating to honor and perhaps the selfishness of expressing the pain that one feels. I accept the confusion that this time brings.
07/15/22 Today motherhood and fatherhood are different, the boys complain that their parents are not their buddies, their friends, their adventure partners and accomplices. Those seem to me superficial expectations full of immaturity. Because a father and a mother should not be adolescents, or children, but adults in relation to their children. These adventures are made with the pairs of one. From mothers and fathers we hope to learn to be adults. And you were like that with us, you shared the world with us, you invited us to see it with seriousness, art, good humor and maturity, you did not fall into the hubbub and the social pressure that a “Girls night out” with my sisters as teenagers do it, or that you were friends with my pranks and my secrets as a child or as a young man. That’s why you taught us to make friends and cultivate friendships. You were an extraordinary mother who knew how to relate to her sons and daughters with the authority of a mother. You were not my friend, you were my mother, and that fills my heart fully. As a mother you got emotional with me when I shared with you how I scored goals, you loved seeing my drawings and prints, you asked me about the photographs I took, you asked me to frame them so you could put them in the house, and finally as I grew older you confronted me when you felt it due and proper. As adults we agreed and disagreed, sometimes we had gaps, but never insurmountable. It is true there was a crucial moment that hurt you because you told me so then, and two nights before your death, but I also told you that it was my moment to cut the umbilical cord and start my life, you understood it and allowed me to move forward. Life is not a smile, in mourning we can sometimes think of it that way, but the truth is that you and I always speak openly even in our social and political disagreements. Well, we were in opposite directions, there was a time when I radicalized myself to the left and progressive positions, and you decided to live with the principles that were the driving force of your life but that translated into conservative positions in social policy. You didn’t understand why I separated from the creed you taught me, why I questioned the order of the church, the traditional positions, why I was breaking with practices that we did as a family. But at the same time you recognized my role as a father, you understood that my heart was motivated by human good, you understood that I stopped worrying about eternity and focused on loving in the here and now. This last year, it did us good to communicate, share the brush, talk about painting, and talk at night. Your mischief and good humor is something I will remember. Sometimes my brothers complain about my irony, if they knew I learned it from you. That last night you asked me, “Obed, what are you going to do with so much knowledge?” Your eyes gave off a mischievous gleam. And I answered, — I will be president of Mexico–. Your eyes were alerted by my response and in a way you said, — I would be very proud of you if you were president of Mexico, and you certainly can be because you have what it takes to be, the personality, the knowledge. But I don’t know if I would vote for you–. You did with that auction that will let out a laugh that the nurse Fernando came asking for silence at 2:30 am. Once he was gone, you took me by the hand and asked me to come closer, and you told me, — Obed you are my Che Guevara, my Martin Luther King, my Subcomandante Marcos, you are my revolutionary, my rebel, my favorite photographer. . Do not be president of Mexico, what CCATE does is very necessary in this life, it is what few do. That’s your path, that’s the revolution you’ve fought for, and it needs to move forward–. Two hours before your departure to the operating room we found clarity, you and I saw each other’s eyes, I saw in you the revolutionary that you were and you saw in me the future that is coming. Art, love and good humor united us and made us overcome our differences and moments of pain. That afternoon when I finally saw you rest, a torrent of water came to me that is contained, a torrent of thoughts that in a confused way begin to incarnate themselves in words…
… and I still have to share about the artist who painted the world.
Obed Arango Hisijara
Obed es mexicano, ciudadano de la América Latina, artista visual y antropólogo. Director de CCATE y profesor de University of Pennsylvania.