LA CULTURA COMO UN ESPACIO DE CONTRUCIÓN DE CIUDANÍA – Reflexiones: Una mirada desde la experiencia en el Barrio Quijote
por Eddy Ramos Ludeña
En la última década, el contexto político-social del Perú está marcado por una crisis de valores que ha convertido las relaciones humanas y cotidianas en situaciones precarias. Y esta forma de relacionarse genera una crisis de institucionalidad sociopolítica de consecuencias nefastas.
El impacto repercute en la dinámica de las organizaciones sociales que genera otros problemas de índole epistemológico, como la apatía social y falta de confianza ante las autoridades, así como la indiferencia ante lo público y colectivo.
Frente a esta situación, hace 15 años un grupo de vecinos y profesionales de la comunidad de Santa Rosa del distrito de Puente Piedra, en Lima, creó el Proyecto Quijote para la Vida, iniciativa cultural impulsada por la asociación civil sin fines de lucro Pueblo Grande, que tiene como objetivo principal promover ciudadanos y ciudadanas comprometidos a través del arte y la cultura, en diversas disciplinas, como el cine, radio web, talleres, teatro, música, fotografía, etc.
Estas actividades son parte de la construcción constante de una generación creativa que se resiste a la apatía social y se reinventa para construir una narrativa propia en base a los lazos históricos de identidad de la comunidad de Santa Rosa que existe desde hace 75 años y se fue poblando a raíz de las olas migratorias en el Perú de las décadas de 1960, 1970 y 1980. Esta nueva configuración ha generado, no solo un rostro diferente de la ciudad, sino también una serie de problemas sociales que inciden en la participación activa de todos los sectores de la sociedad en aras de construir una comunidad digna que logre tener sus necesidades básicas.
En ese sentido, el Proyecto Quijote para Vida apunta a demostrar ese lazo importante entre ciudadanía y las diversas expresiones culturales y artísticas, capaces de generar consensos, que permitan construir una comunidad con pensamiento crítico y se preocupe por el desarrollo cultural, como sostiene uno de los intelectuales del siglo XX, Amartya Senn, quien sostiene que una de las dimensiones culturales más resaltantes se refiere a la participación política como parte de un desarrollo integral de la persona. La cultura genera valores y formación para seguir construyendo identidad alejada de la “cultura del miedo “y la “cultura de la indiferencia”.
En una situación en la que hay un desánimo y pérdida de legitimidad, la cultura es un vehículo capaz de mostrarse transparente. La fuerza discursiva del lenguaje y códigos del arte permiten trabajar emociones y estéticas, lo que hace más viable la comunicación y acercamiento para encontrar ideales en común.
Como dice Gramsci: “La cultura funciona en el marco de la sociedad civil, donde la influencia de las ideas, las instituciones y las personas se ejerce, no a través de la dominación, sino a través del consenso”.
La cultura es un espacio dinámico y cambiante, capaz de movilizar a los sectores de una comunidad. Es en esta fuente donde se construye un imaginario y crea valores que dan resultados en un contexto de incertidumbre.
La cultura y ciudadanía pueden coexistir y ser compatibles, es una categoría que implica conocer procesos históricos y diversas miradas para afrontar las problemáticas en la comunidad. Justamente a fin de profundizar el concepto de ciudadanía es importante conocer otras experiencias que a lo largo de la historia se han desarrollado e interpelado. ¿Cómo se organizaban? ¿Cuáles eran las reglas de juego para llegar a un entendimiento y consenso? ¿Qué los motivó a organizarse?
Una de las experiencias sobre la construcción de ciudadanía tiene sus inicios en la milenaria Grecia, pensadores como Platón y Aristóteles ya la mencionaban en sus libros Diálogos de Platón y Política, respectivamente. La visión de Platón en la historia griega tiene que ver con el desarrollo de valores de la tolerancia, como aquellos espacios de diálogos profundos en las denominadas ágoras y las asambleas públicas. Así mismo Aristóteles en su libro Política también abordaba el tema y lo relacionaba con la comunidad y la ciudad, llamada también “polis”. Para Aristóteles, lo natural era ser ciudadano en la polis o ciudad. Añade que en una ciudad no existe la semejanza, más bien predomina la pluralidad y eso implica un nivel de negociación; contrario a una ciudadanía participativa planteada por los espartanos, inspirada en la mano dura y verticalismo en la formación de las personas, siempre desde una actitud férrea y dominante.
Según los espartanos, para considerarse ciudadano tendría que estar preparado militar y políticamente, propuesta contraria a la iniciativa del Proyecto Quijote para la Vida que promueve los valores y la pedagogía a través del arte y la cultura, que desarrolla la tolerancia.
En la etapa moderna, inmersos en un contexto de cambios estructurales ligados a la tecnología, es interesante conocer otras miradas del concepto de ciudadanía como sostiene Derek Heater en su libro Ciudadanía, una breve historia.
Plantea que la ciudadanía es una forma de reconocer su identidad sociopolítica y para ello es importante la participación activa de los ciudadanos. En este caso, el Proyecto Quijote para la Vida es un espacio cultural que se desarrolla en un territorio con un contexto sociopolítico contradictorio. Un ejemplo real de lo afirmado por Derek Heater, quien resalta el momento significativo de la cultura que marca el desarrollo y el progreso de una comunidad.
Es el caso de Santa Rosa, que tiene 57 años de reconocimiento de identidad local y ha pasado por procesos de cambio social. En sus inicios los pobladores se movilizaban por el sueño de la casa propia, siendo vital la visión colectica. En un segundo momento, a raíz de la modernidad, llegó una etapa de desarrollo, pero, a la vez, otros problemas como la superpoblación, el individualismo. En la actualidad se desarrolla entre la informalidad, la precariedad política organizativa y un momento de búsqueda constante por reconfigurar una identidad propia que permita generar consensos.
Y desde esa mirada, podemos añadir que la ciudadanía es parte de un intercambio e integración entre el individuo y el Estado, esa relación constante del cumplimiento de los derechos y deberes, del reconocimiento de la memoria histórica que se resiste a pesar de las circunstancias.
Desde sus inicios, los pobladores de Santa Rosa desarrollaron valores de identidad, solidaridad, autogestión y principios que inspiran constantemente. Con el pasar del tiempo —a raíz de los procesos sociales históricos, transformaciones políticas, crisis de tipo institucional y organizacional—, ha primado desde la modernidad una situación de individualismo, violencia y desconfianza en nuestra población.
En el contexto de la década de 1990, tiempo de zozobra política, crisis institucional, débil liderazgo, informalidad, privatizaciones, corrupción y desconfianza entre peruanos y peruanas, la cultura tuvo y sigue teniendo una repercusión, sobre todo en la apuesta por la organización y lo comunitario, lo que se desarrolla en cuatro aspectos vitales para el desarrollo de la comunidad.
1.- Construcción de ciudadanía:
La iniciativa social en la última década ha optado por colocar en la agenda de la comunidad la construcción de ciudadanía. A través de la lectura se busca promover ciudadanos y ciudadanas informados con pensamiento crítico que puedan asumir compromisos en su barrio o comunidad. Ser ciudadanos en tiempos actuales, implica estar pendiente de los problemas que hay en el entorno, desde temas de seguridad ciudadana, cuidado del medio ambiente e integración de los vecinos y vecinas en el cumplimiento de los derechos y deberes del ser humano.
2.- Promoción a la participación y organización:
Los pobladores de Santa Rosa tienen entre sus virtudes la apuesta por lo organización y autogestión. Desde sus inicios en la década de 1960 se percibe el trabajo comunitario, faenas humanas en la construcción de sus edificaciones, el esfuerzo conjunto que sale del corazón y el espíritu solidario.
Santa Rosa es un ejemplo de lucha y dignidad, fruto de la planificación; por medio de sus fundadores y dirigentes que entendieron el esfuerzo mancomunado con una visión de futuro, asumiendo la responsabilidad de contribuir a su desarrollo de manera integral y creativa.
3.- Desarrollo humano integral desde el arte y la cultura:
El arte y la cultura son dos pilares para el desarrollo integral del ser humano y de la comunidad de Santa Rosa, que le permite identificarse, reconocerse, descubrirse y valorarse para mejorar su calidad de vida. En el Proyecto Quijote para la Vida, a través del Centro Cultural Luis Berger y la Biblioteca Comunal Don Quijote y su Manchita, se apuesta por el acceso y democratización del arte y cultura.
4.-Derechos culturales y la diversidad cultural:
Esta iniciativa de la sociedad civil se ubica a una hora y media del Centro Histórico de Lima. En la periferia de nuestra ciudad no existen espacios para la promoción cultural. Sin embargo, todo niño y niña tiene derecho a acceder a la lectura, música, deporte, cine, etc. fuera de las escuelas.
La apuesta en el Proyecto Quijote es democratizar y descentralizar la cultura, buscando promover barrios culturales, que permitan la gestación de diversas formas de expresión y creación locales.
El proyecto responde a la necesidad de generar espacios de lectura, cine y diversas disciplinas artísticas en el barrio con el objetivo de formar ciudadanos para una mejor convivencia ciudadana. Otro aspecto importante que desarrolla el proyecto es la revaloración de los espacios públicos, en este caso se tiene como espacio territorial al barrio Quijote, espacio al aire libre que permite a la comunidad integrarse y hacer de la lectura, el cine y el arte una herramienta de transformación social.
Así, el barrio Quijote es el espacio público que permite la integración, fortalece la historia y la identidad, genera encuentros, fortalece una visión colectiva y promueve valores.
Este proyecto social está teñido de la filosofía de Paulo Freire y la educación popular. La metodología de las actividades está basada en una educación fuera de la escuela que busca permanentemente ser práctica de la libertad de los niños, niñas y educadores populares. Esta experiencia está en permanente cambio, después de la práctica se reflexiona y se transforma.
El gran reto es dar respuesta a la gran problemática que se percibe en el país, una comunidad que no lee, difícilmente podrá crecer en la vida, se necesita una formación integral y vivir con dignidad, formar niños y niñas en ciudadanos activos.
Se asume la gran tarea de una práctica educativa diferente, lograr desarrollar la capacidad crítica y reflexiva; y producir transformaciones en las formas de pensar de los niños y niñas para que sean promotores activos dentro de su realidad y comunidad. Por ello, en toda actividad se desarrolla la capacidad creativa y transformadora de las personas; la capacidad de asombro que debería tener como derecho principal la transformación social.
Otra característica de la metodología, inspirada en Paulo Freire, es la capacidad de inclusión, entendida desde los derechos humanos y el acceso al libro, la música, al arte, al deporte que en el país increíblemente son negados a las personas de escasos recursos económicos.
La metodología, por ser inspirada en una pedagogía basada en la práctica, está sometida constantemente a cambios, a la evolución dinámica y reformulación. Si la persona es un ser inacabado, y este ser inacabado es el centro y motor de esta pedagogía, es obvio que el método tendrá que seguir su ritmo de dinamicidad y desarrollo con una constante reformulación.
El Proyecto Quijote para la Vida promueve a que las personas sean leales, honestas, justas, soñadoras, utópicas, participativas, a fin de descubrir que es posible vivir felices y transformar una realidad desde acciones muy sencillas.
Bibliografía
1.- Heater, Derek, 2007. Ciudadanía, una breve historia.
2.- Sen, Amartya, 2014. Diversidad cultural, desarrollo y cohesión social.
3.- Aristóteles. Política. Editorial Gredos.
4.- Diálogos de Platón. República. Editorial Gredos.
5.- Vich, Víctor, 2021. Políticas culturales y ciudadanía. Estrategias para tomar las calles. Clacso.
6.- Nun, José, 2015. Democracia ¿Gobierno del pueblo o gobierno de los políticos?
7.- Planas, Pedro, 2001. Estado y ciudadanía. Editor Metrocolor.
8.- Freire, Pablo. Pedagogía del oprimido.