En las noches de los viernes, mañanas de martes, tardes de domingo,
Nos amontonamos
Agarrando copas de vinos, tazas de café.
Mujeres unidas por la alteridad de la maternidad
En un país donde una madre es a la vez santa y pecadora.
Mientras nuestros hijos se columpian en las barras de monos cercanas
Tiran de nuestros suéteres pidiendo bocadillos y besos por los “boo boos”,
Nosotras pillamos momentos de conexión, de consuelo,
Nos robamos miradas y medias risas mientras compartimos consejos para entrenar el sueño,
Comedores quisquillosos, qué protector solar es seguro para la piel delicada.
Por las tazas segundas o copas terceras las manos se agarran a las rodillas,
Consejos para el destete cediendo a compartir el miedo que nos araña nuestros corazones
Al despedirse con un adiós en la parada del autobús,
Inseguras si ese es el último día que besaremos a nuestros hijos.
Recomendaciones por la ropa de bebes titubean mientras que compartimos la inquietud
De la escasez de la fórmula infantil, de los estantes vacíos,
La ansiedad de esconder nuestros bebes lactantes dentro de paños claustrofóbicos
Con el fin de blindar nuestros senos de las miradas escandalizadas.
En un país donde no hay licencia por maternidad pagada,
No hay un salario digno garantizado
No hay cuidado de niños asequible
Donde las mujeres mueren en el parto
Y donde en vente estados las mujeres estarán forzadas a llevar el embarazo
En contra de su propia salud o deseo,
Las madres se han convertido en soldados,
En una guerra de guerrillas que se libra contra nuestra autonomía.
La paternidad es un acto político,
Pero nuestra maternidad nos despoja de nuestra capacidad a participar…
De ser tomadas en serio,
Para aparecer en protesta cuando estamos tan consumidas por la alimentación,
La vestimenta,
Soportando el peso de nuestras familias en nuestros hombros.
La maternidad, la feminidad y la personalidad se han transformado en una resistencia
A una agenda empeñada en apaciguarnos con la santidad
Mientras demonizan nuestras demandas de libertad.
Donde el único apoyo que poseemos contra la guerra en nuestra contra
Es el tenernos la una a la otra.
MOTHER TONGUE por Emma Hertz
On friday nights, tuesday mornings, sunday afternoons
We huddle together
Clutching glasses of wine, mugs of coffee.
Women connected by the otherness of mothering|
In a country where a mother is both saint and sinner.
While our children swing across monkey bars nearby
pull our sweaters demanding snacks and kisses for boo boos
We sneak moments of connection, of reassurance,
Steal glances and half-laughs over tips for sleep training,
Picky eaters, which sunblock is safe to use for delicate skin.
By second cups or third glasses our hands hold each other’s knees,
Tips on weaning giving way to sharing the fear that claws at our hearts
When saying goodbye at the bus stop,
Unsure if this is the last day we kiss our children goodbye.
Recommendations on baby clothes falter as we share the anxiety of
Formula running out, of the shelves empty,
Of hiding our nursing babes under claustrophobic cloths
In order to shield our breasts from sidelong glances.
In a country where there is no paid leave
No guaranteed living wage
No affordable childcare
Where mothers are dying in childbirth
Where in 20 states women will now be forced to carry pregnancies,
Mothers have become soldiers
In a guerilla war waged against our autonomy.
Parenting is a political act,
But our motherhood shreds us of our ability to participate-
To be taken seriously,
To show up in protest when we are so consumed by feeding,
Clothing,
Bearing the weight of our families on our shoulders.
Motherhood and womanhood and personhood have together become resistance
To an agenda that is hellbent on mollifying us with sainthood
While demonizing our demands for freedom.
Where the only support we have against the war against us
Is each other.
Emma Hertz
Emma es escritora, viajera, madre, y donante trabajando en Montgomery County, PA.