Por Rosalba Esquivel Cote
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Día 1. Viernes 29 de enero de 2021
Despierto. Mis ojos siguen cerrados. Quiero seguir acostada en mi camita. Una camita que me heredó mi hermano mayor cuando él creció. Jalo y abrazo mi cobijita calientita de los Trolls. Veo de reojo la luz del sol a través de las cortinas. Vivo con mi mamá y mis hermanos, en un pueblito del estado de Puebla. Mi papá no está, él no vive aquí. Ya ni me acuerdo desde cuando se fue.
Mi mamá me despierta para llevarme al kínder. Desayuno un pan y un licuado. Hoy me peinaron con una trenza como diadema y una cola de caballo. Salimos. Nos subimos a la combi. Mi escuela me gusta mucho, tiene muchos colores en la pared, y tiene un patio grande. Tengo muchas amigas.
Mi mamá pasa por mí al kínder y vamos para la casa. Ella está muy callada. Llegamos a la casa, me visto con unos mallones negros, un suéter cerrado color negro con mangas grises, decorado con letras color rosa. Me pongo mis tenis blancos. Mi mamá me dice que me despida de mis hermanos. Yo no entiendo, me siento confundida. Ella me dice que hoy iremos a ver a mi papá. Yo me pongo feliz, pero también me pongo triste porque me tengo que despedir de ellos, mi hermano y mi hermana. Ellos son poco más grandes que adolescentes.
Agarro mi mochilita de la muñequita Lele. Esa que me regaló mi hermana. Meto una pijama, algo de ropa, y unos juguetes. Es todo. Me cuelgo mi mochilita y mi chamarrita de unicornio. Veo a todos tristes, pero no lloran. Yo me siento emocionada. Nos ponemos un cubrebocas para protegernos del “covi”. Mi mamá me toma de la mano. Salimos de la casa.
Tomamos la combi. Llegamos al pueblo de Tecamachalco. Luego nos subimos a un camión para la ciudad de México. Llegamos. Son las 7 de la noche. Estamos en el aeropuerto. Ahí nos encontramos con mi tía Ana, hermana de mi mamá. Ella me quiere mucho y yo la quiero mucho. Cuando va a visitarme, me baña, juega conmigo y me hace avioncito.
Mi tía discute con mi mamá, ella no quiere que yo me vaya. Está muy triste y llora, pero yo no sé por qué. Iré a ver a mi papá y luego regresaré. Finalmente, me besa, me persigna, me coloca otra vez mi cubrebocas. Me dice que me porte bien. Nos despedimos. Mi mamá y yo nos subimos al avión. Nunca había viajado así. ¡Qué emocionante es ver por la ventana, parece que yo soy la que va volando!
Llegamos a la ciudad de Mexicali. Son las 10 de la noche. Tengo sueño. Estamos esperando un coche. Dice mi mamá que ese nos llevará hasta otro lugar. Por fin llega el coche. Un hombre abre la puerta. Nos subimos atrás. Mi mamá me abraza e intento dormir.
FOTO 1. Manos de Abigail
Día 2. Sábado 30 de enero de 2021
¡No sé qué pasa! Un hombre me está intentando cargar. Yo me aferro a los brazos de mi mamá, comienzo a llorar, estoy muy asustada, le grito a mi mamá. Ella está llorando. El hombre me sostiene en sus brazos. Mi mamá me habla fuerte. Me dice que me vaya con ese señor, que él me va a cuidar, que todo va a estar bien, que ella me va a ver del otro lado. Ese hombre me jala, me arrebata y me aleja de mi mamá. Alcanzo a oír que ella me dice “Te amo hija, cuídate”. Me doy cuenta de que estamos en un centro comercial.
Aún es de noche. Todo es muy confuso, no sé qué pasa. No me gusta. ¿Es así como viajan las personas? ¿A dónde me llevan? Me siento en shock, mi corazón da un salto como “bip”. Tengo miedo, estoy muy preocupada por mi mamita que está llorando. ¿Por qué me soltó, y me dio a este señor? Aquel hombre me lleva a una camioneta donde hay otros niños más grandes que yo. Me quita mi mochilita. Me dice que se la va a dar a mi mamá. Trato de estar tranquila, y de portarme bien, como me dijo mi tía Ana, pero mis lágrimas todavía caen por mis cachetitos.
El camino es largo, creo que me quedaré dormida. Llegamos a una casa con otras personas y otros niños. Nos preguntan si nos hacemos pipí en la cama. Yo contesto que no. Nos dan huevito con cátsup, y nos mandan a dormir con zapatos a un cuarto. Aunque hay más niños ahí me siento solita, estoy cansada. Quiero ver a mi mamá. ¿Dónde está mi mami?
Unas personas nos despiertan. No sé qué hora es. Tengo hambre. Nos dan galletas. Nos suben otra vez a la camioneta y nos llevan a otra casa. Hay otros niños más grandes. Una niña me dice que no la han recogido desde hace 7 días. También hay otra niña que lleva en brazos a su hermanita bebé.
Llegamos a otra casa, con otros niños. No me acuerdo qué nos dieron de comer. De aquí, otra vez nos llevan a otra casa. No recuerdo a cuantas casas nos han llevado. Me acurruco en mí misma. Tengo sueño.
Empiezo a oler a comida, mamá Ruby, mi abuelita, mamá de mi mamá, está preparando el desayuno. Ella me levanta, me viste y me dice que ya es hora de ir al campo. Mis primos y yo desayunamos. Es un día bonito, huele a tierra y a leña quemada.
Mamá Ruby nos sube a mis primos y a mí a la carreta. Ella se sube y grita a los burros para que nos jale. Comenzamos a reír. La carreta se sacude tanto al pasar por el camino de tierra y piedras que brincamos y vibramos. Hacemos sonidos con la voz. ¡Aaa-aaa-aaaah! Eee-eee-eeeeh! ¡Qué divertido! Después de recoger la alfalfa y llenar la carreta regresamos a casa. Me siento la niña más feliz.
FOTO 2. Pies de Abigail
Día 3. Domingo 31 de enero de 2021
Abro los ojos, las personas nos despiertan a todos. Me doy cuenta de que estuve soñando. Es muy temprano, nos levantan para llevarnos otra vez a otra casa.
Finalmente, a una niña y a un niño casi de mi edad, nos dejan en una casa de personas ricas, lo digo por la casa. Es una casa de ladrillos rojos, muy bonita. Al entrar veo unas escaleras grandes que suben en curva como en las del castillo de las princesas, arriba hay una lámpara con luces que brillan como diamantes. La casa huele como a flores, el aroma me hace recordar las rosas. Después de mí, llega una niña y un niño más grandes que yo. Las personas nos gritan y nos dicen que no toquemos nada, y que no podemos quitarnos la ropa ni los zapatos. Nos dan sopita de letras calientita. La sopita me hace recordar la que me hacía mamá Ruby. Me pongo triste.
La señora que nos atiende me parece que es americana pero también se ve como mexicana. ella tiene pelo castaño, es gorda con pechos grandes, y es muy enojona. Ella vive con sus hijos, dos muchachas y un muchacho. Ellos me cambiaron mi nombre, ahora me llaman Cristal. Nos ponen a ver la televisión. Yo esperaba ver a mi mamá o a mi papá, pero ellos no están aquí. Me dan otra ropa para cambiarme. Ahora visto un pants completo color gris. No sé dónde quedó mi chamarrita.
Extraño mucho a mi mami, a mí abuelita, a mis primos, a mis tíos. Trato de pensar en cosas bonitas. Recuerdo cuando una vez mis primos, mi perrita Nena y yo viajábamos en la carreta después de ir al campo de alfalfa. De pronto, Nena saltó al camino de tierra. Todos le gritábamos “corre Nena, corre”. Y mi perrita corría para tratar de alcanzarnos. ¡Jajaja, eso fue muy divertido!
Me acuerdo también cuando mis primos Juan y José, y yo pastoreábamos a los borregos, uno de esos animales me persiguió, me empujó en las pompas, me caí y mi cara se llenó de tierra, pero no lloré. Todos nos reímos mucho. Otro día, al regresar del campo nos agarró la lluvia, todos mis primos corrimos rápido sobre el lodo, nos perseguía la Nena y otros perros. Al llegar a casa nos bañaron, a mí me tuvieron que poner unos pantalones secos de mis primos para que no me enfermara. ¡Me veía muy chistosa!
Sonrío, pero no dejo de sentirme triste. Ya no quiero estar aquí con estas personas. Quiero llorar, pero no debo porque no quiero que me regañen. Para dormir, me dejan sola en un cuarto, y me dan un peluche. Ya terminó otro día. No sé cuándo veré a mi mamá. ¿Qué le habrá pasado a ella? ¿Dónde está? ¿Por qué no viene por mí?
FOTO 3. Abigail con tapabocas
Día 4. Lunes 1 de febrero de 2021
Muy temprano la señora nos despierta a la niña y a mí, y luego al niño. Me da una galleta y un licuado. Quiero más comida, pero sabemos que no podemos pedir más. Unas mujeres llegan a la casa, y nos dicen que vamos a ir al Walmart. Nos dan una pastilla. Me dicen “trágatela”. Yo obedezco. Nos suben a un carro. Iniciamos el camino. Me quedo dormida.
Despierto, ya llegamos. Me ponen un tapabocas. Un señor me lleva de la mano a los baños del Walmart. Ahí veo a una señora, ella dice que es mi tía Paty, yo no la reconozco. Pero después de un momento me acuerdo de ella. ¡Sí, sí es ella, es mi tía Paty, hermana de mi mamá!
Tenía mucho tiempo de no verla. En cuanto la reconozco me suelto del señor y me abrazo con ella, comienzo a llorar con mucho sentimiento, ya no puedo contener todo lo que siento en mi pecho: miedo y tristeza. Mi tía me pregunta, “hija, ¿te hicieron algo, te tocaron, te trataron bien?” Yo le respondo, “estoy bien, no me hicieron nada, me trataron bien”. Me toma una foto, y luego habla por teléfono. Ya no vi a los otros niños, ya no supe a dónde los llevaron, espero que también ya estén con su familia.
Le digo a mi tía y a su esposo que tengo mucha hambre. Salimos de ahí y me llevan al McDonald’s. Pido una cajita feliz. Qué rico me sabe la comida. Me siento mejor, pero quiero ver a mi mamá. Al terminar, mis tíos me llevan a su casa. Me dicen que pronto la veremos, pero que por ahora viviré con ellos. Me siento más tranquila y contenta. Mis tíos son muy buenos conmigo. Ahora sé que pronto estaré con mi mami.
FOTO 4. Abigail a la ventana
Hoy
Abigail se encontró con su tía Paty en un pueblo del estado de California, Estados Unidos, a las 7 de la mañana. A un mes de cumplir sus 6 años.
Después de cinco días en casa de sus tíos, Abigail fue a la casa de su abuelo materno, ahí se encontró con su mamá, después de que ella pudo cruzar la frontera trepando el muro, y de saber que su hija había llegado sana y salva al “otro lado” con su hermana.
Actualmente Abigail tiene 9 años, vive con sus papás en un pueblo de Pensilvania. Asiste a la escuela, donde por algún tiempo sufrió de bullying por parte de sus compañeros blancos y negros. Ella sigue luchando por integrase a la vida americana. Todos los días se esfuerza mucho para seguir aprendiendo, y para leer y escribir en inglés, e incluso en español. Le gusta pintar, cantar, bailar; comer pastel, ramen y pozole. Quiere llegar a ser pintora, gimnasta y científica. Aunque extraña mucho su casa y a su familia de México, ella ya tiene nuevos amigos, y ahora pertenece a una comunidad latina que la acepta, la quiere y la admira.
A veces, Abigail mira por la ventana y recuerda con lágrimas esos “cuatro días inolvidables”. Sabe que todo eso ya pasó, y que su alma sanará pronto. Pero, aún sigue preguntándose por qué la gente tiene que sufrir así para “estar mejor”.
“El campo verde con sol y el olor a tierra de mi pueblo es diferente al de aquí. Me gusta la naturaleza que veo ahora, pero extraño ir a los campos de alfalfa, extraño a mi abuelita y a mis primos. Aquí también puedo comer lo que comía en mi pueblo porque mi mamá cocina comida mexicana muy rica. Ya sé hablar otro idioma, y ayudo a mi mami a comunicarse las personas. Me siento contenta de vivir aquí. Estoy con mi papá, pero ahora estoy sin mis hermanos. No sé qué pensar. ¿Valió la pena viajar así?”.
P.D. Nunca se supo dónde quedó la mochilita.
English Version:
Four unforgettable days for Abigail
Day 1. Friday, January 29, 2021
I wake up. My eyes are still closed. I want to stay lying in my little bed. A little bed that my older brother left me when he grew up. I pull and hug my warm Trolls blanket. I see the sunlight through the curtains out of the corner of my eye. I live with my mom and my brothers, in a small town in the state of Puebla. My dad isn’t here, he doesn’t live here. I don’t even remember when he left.
My mom wakes me up to take me to kindergarten. I have a roll and a smoothie for breakfast. Today they braided my hair like a headband and a ponytail. We leave. We get on the minivan. I really like my school, it has lots of colors on the wall, and it has a big patio. I have lots of friends.
My mom picks me up from kindergarten and we go home. She is very quiet. We get home, I get dressed in black leggings, a black sweater with gray sleeves, decorated with pink letters. I put on my white tennis shoes. My mom tells me to say goodbye to my siblings. I don’t understand, I feel confused. She tells me that today we will go see my dad. I feel happy, but I also feel sad because I have to say goodbye to them, my brother and my sister. They are just a little older than teenagers.
I grab my Lele doll backpack. The one my sister gave me. I put pajamas, some clothes, and some toys in it. That’s all. I hang my backpack and my unicorn jacket on. I see everyone sad, but they don’t cry. I feel excited. We put on a face mask to protect ourselves from the “covi.” My mom takes my hand. We leave the house.
We take the minibus. We arrive at the town of Tecamachalco. Then we get on a bus to Mexico City. We arrive. It’s 7 at night. We’re at the airport. There we meet my aunt Ana, my mom’s sister. She loves me very much and I love her very much. When she comes to visit me, she bathes me, plays with me, and makes me a little airplane.
My aunt argues with my mom, she doesn’t want me to go. She’s very sad and cries, but I don’t know why. I’ll go see my dad and then I’ll come back. Finally, she kisses me, makes the sign of the cross, puts my mask back on. She tells me to behave. We say goodbye. My mom and I get on the plane. I’ve never traveled like this. How exciting it is to look out the window, it seems like I’m the one flying!
We arrive at the city of Mexicali. It’s 10 at night. I’m sleepy. We’re waiting for a car. My mom says it will take us to another place. Finally the car arrives. A man opens the door. We get in the back. My mom hugs me and I try to sleep.
Day 2. Saturday, January 30, 2021
I don’t know what’s going on! A man is trying to pick me up. I cling to my mom’s arms, I start to cry, I’m so scared, I scream at my mom. She’s crying. The man holds me in his arms. My mom talks to me loudly. She tells me to go with that man, that he’ll take care of me, that everything will be okay, that she’ll see me on the other side. That man pulls me, snatches me away from my mom. I can hear her say, “I love you, daughter, take care of yourself.” I realize we’re in a shopping center.
It’s still nighttime. Everything is very confusing, I don’t know what’s going on. I don’t like it. Is this how people travel? Where are they taking me? I feel in shock, my heart skips a beat. I’m scared, I’m very worried about my mommy who’s crying. Why did she let go of me and give me to this man? That man takes me to a van where there are other children older than me. He takes my backpack from me. He tells me that he is going to give it to my mother. I try to be calm and behave, like my aunt Ana told me, but my tears are still running down my cheeks.
The road is long, I think I will fall asleep. We arrive at a house with other people and other children. They ask us if we wet the bed. I answer no. They give us an egg with ketchup, and they send us to sleep in a room with shoes on. Even though there are other children there, I feel alone, I am tired. I want to see my mother. Where is my mommy?
Some people wake us up. I don’t know what time it is. I’m hungry. They give us cookies. They put us back in the truck and take us to another house. There are other older children. A girl tells me that they haven’t picked her up for 7 days. There is also another girl who is carrying her baby sister in her arms.
We arrive at another house, with other children. I don’t remember what they gave us to eat. From here, they take us to another house again. I don’t remember how many houses they took us to. I curl up. I’m sleepy.
I start to smell food, Mama Ruby, my grandmother, my mother’s mother, is preparing breakfast. She gets me up, dresses me, and tells me that it’s time to go to the fields. My cousins and I have breakfast. It’s a beautiful day, it smells like earth and burnt wood.
Mama Ruby puts my cousins and me in the cart. She gets on and yells at the donkeys to pull us. We start to laugh. The wagon shakes so much as it goes over the dirt and rocky road that we jump and vibrate. We make sounds with our voices. Aaa-aaa-aaaah! Eee-eee-eeeeh! How fun! After we gather the alfalfa and fill the wagon we return home. I feel like the happiest girl.
Day 3. Sunday, January 31, 2021
I open my eyes, people wake us all up. I realize I was dreaming. It’s very early, they wake us up to take us to another house again.
Finally, a girl and a boy almost my age are left in a house of rich people, I say this because of the house. It’s a red brick house, very pretty. When I enter I see some large stairs that go up in a curve like those in the princess castle, above there is a lamp with lights that shine like diamonds. The house smells like flowers, the aroma reminds me of roses. After me, a girl and a boy arrive, older than me. People shout at us and tell us not to touch anything, and that we can’t take off our clothes or shoes. They give us warm alphabet soup. The soup reminds me of the one that Mama Ruby used to make me. I feel sad.
The lady who serves us seems to me to be American but she also looks Mexican. She has brown hair, is fat with big breasts, and is very angry. She lives with her children, two girls and a boy. They changed my name, now they call me Cristal. They put us on television. I expected to see my mom or my dad, but they are not here. They give me another outfit to change into. Now I am wearing a full set of gray sweatpants. I don’t know where my little jacket is.
I miss my mom, my grandmother, my cousins, my uncles a lot. I try to think of nice things. I remember when one time my cousins, my dog Nena and I were traveling in the wagon after going to the alfalfa field. Suddenly, Nena jumped out onto the dirt road. We all yelled “run Nena, run.” And my dog ran to try to catch up with us. Hahaha, that was so much fun!
I also remember when my cousins Juan and José and I were herding sheep, one of those animals chased me, pushed me in the buttocks, I fell and my face was covered in dirt, but I didn’t cry. We all laughed a lot. Another day, when we came back from the field, we got caught in the rain, all my cousins ran fast through the mud, Nena and other dogs chased us. When we got home, they bathed us, they had to put some dry pants on me from my cousins so I wouldn’t get sick. I looked so funny!
I smile, but I can’t stop feeling sad. I don’t want to be here with these people anymore. I want to cry, but I can’t because I don’t want to be scolded. To sleep, they leave me alone in a room, and give me a stuffed animal. Another day is over. I don’t know when I’ll see my mom. What has happened to her? Where is she? Why isn’t she coming for me?
Day 4. Monday, February 1, 2021
Very early the lady wakes up the girl and me, and then the boy. She gives me a cookie and a smoothie. I want more food, but we know we can’t ask for more. Some women come to the house, and tell us we’re going to Walmart. They give us a pill. They tell me “swallow it.” I obey. They put us in a car. We start the journey. I fall asleep.
I wake up, we’ve arrived. They put a mask on me. A man takes me by the hand to the Walmart bathrooms. There I see a lady, she says she’s my aunt Paty, I don’t recognize her. But after a moment I remember her. Yes, yes it’s her, she’s my aunt Paty, my mom’s sister!
I hadn’t seen her for a long time. As soon as I recognize her I let go of the man and hug her, I start to cry with a lot of feeling, I can’t contain everything I feel in my chest anymore: fear and sadness. My aunt asks me, “Daughter, did they do anything to you? Did they touch you? Did they treat you well?” I answer, “I’m fine. They didn’t do anything to me. They treated me well.” She takes a photo of me and then talks on the phone. I didn’t see the other children anymore. I don’t know where they took them. I hope they are with their families now.
I tell my aunt and her husband that I’m really hungry. We leave and they take me to McDonald’s. I order a Happy Meal. The food tastes so good. I feel better, but I want to see my mom. When we’re done, my uncles take me to their house. They tell me that we’ll see her soon, but that for now I’ll be living with them. I feel calmer and happier. My uncles are really good to me. Now I know that I’ll be with my mom soon.
Today
Abigail met her aunt Paty in a town in the state of California, United States, at 7 in the morning. One month after her 6th birthday.
After five days at her uncles’ house, Abigail went to her maternal grandfather’s house, where she met her mother, after she was able to cross the border by climbing the wall, and after learning that her daughter had arrived safely on the “other side” with her sister.
Abigail is currently 9 years old, and lives with her parents in a town in Pennsylvania. She attends school, where for some time she suffered bullying from her white and black classmates. She continues to fight to integrate into American life. Every day she works hard to continue learning, and to read and write in English, and even in Spanish. She likes to paint, sing, dance; eat cake, ramen and pozole. She wants to become a painter, a gymnast and a scientist. Although she misses her home and her family in Mexico, she has new friends and now belongs to a Latino community that accepts her, loves her and admires her.
Sometimes, Abigail looks out the window and remembers with tears those “four unforgettable days.” She knows that all that is over, and that her soul will heal soon. But she still wonders why people have to suffer like this to “feel better.”
“The green fields with sun and the smell of earth in my town are different from here. I like the nature I see now, but I miss going to the alfalfa fields, I miss my grandmother and my cousins. Here I can also eat what I used to eat in my town because my mom cooks delicious Mexican food. I can now speak another language, and I help my mom communicate with people. I feel happy to live here. I am with my dad, but now I am without my brothers. I don’t know what to think. Was it worth traveling like that?”
P.S. It was never known where the backpack was left.
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