
Una vez hace mucho, pero mucho tiempo, el cielo era de color negro obsidiana. No había nubes ni la claridad generada por los rayos del sol.
Un día la joven Tlapalli,que amaba los colores, se encaminó a ver al emperador de la Gran Tenochtitlan.
–Con el debido respeto,empezó diciendo, no es posible tener un cielo tan oscuro donde solo las estrellas brillen. ¡A ese enorme espacio le falta luz y color!, exclamó con emoción incontenible.
Ometecuhtli la miró un poco divertido por usar un tono tan alto de voz en su presencia. La recordó de niña cuando le pedía, con ese mismo tono, dejarla ir a donde se reunían los tlacuillos para que la enseñarán a dibujar los códices que a través de dibujos transmitían la historia de los pueblos creados hace miles de años.
–Tlapalli, mi querida hija, entonces qué sugieres que hagamos, le preguntó con paciencia.
– Propongo que todos los días me permitas usar el cielo como lienzo para tener variedad de tonos anaranjados, violetas, azules y rosas. Pintar nubes de diferentes formas y colorear los arcoiris que aparecerán en el cielo, explicó a su padre.
– Mmmhh. Me gustaría ver algunos de esos dibujos mañana y así consultar con el Concilio Supremo.
El rostro de Tlalpalli se iluminó con gran alegría al escuchar las palabras de su padre. Se despidió con gran solemnidad como era debido para demostrar respeto al máximo gobernante. Al salir del palacio, corrió al mercado de la Gran Tenochtitlan donde estaban los vendedores de los colores.
Les contó su proyecto de pintar el cielo de xiuhuitl (azul) tlatlauhqui (rojo), matlaxochitl (violeta), xiuhtic(turquesado) iztac(blanco), xochipalli(rosa) y zacatazcalli (amarillo) todos los días.
Compró con granos de cacao, que era la moneda, los colores que necesitaba y el papel amate. Acompañada de sus doncellas regresó a su recinto en el palacio de su padre Ometecuhtli. Una vez en su cuarto, Tlapalli comenzó a dibujar el cielo al amanecer, luego durante el día y al final el atardecer usando la gran variedad de tonos que harían del cielo una pintura celestial.
Trabajó toda la tarde y la noche para tener listo “El Lienzo de Tapalli” para presentarlo a los distinguidos invitados de su padre.
Ometecuhtli había convocado la reunión en su palacio real con sus bellas habitaciones, patios y jardines.
Recibió a cada uno de ellos y con un movimiento de su bastón de mando les indicó su asiento de acuerdo a su jerarquía.
Tlalpalli estaba parada al lado de su padre sujetando nerviosamente sus rollos de papel amate con sus manos. A una señal de Ometecuhtili, la joven princesa caminó al centro del salón donde sus doncellas extendieron y sostuvieron sus dibujos para que todos pudieran verlos.
La primera en hablar fue “La Serpiente de las Aguas Celestiales” quien tras mirar el lienzo con detenimiento, siseó su pregunta.
–Tlapalli, ¿qué pasará con tus bellos colores cuando haya una fuerte tormenta tiñiendo el cielo de negro y grises oscuros? Y continuó con firmeza diciendo que el cielo cambia durante la temporada de lluvias. Como regidora de las aguas celestiales quería estar segura que el cielo no fuera tan colorido.
–Venerable Serpiente las Aguas Celestiales, en ese caso mi lienzo también incluirá los colores de acuerdo a los cambios del clima que suceden a diario. Acepto con humildad sus recomendaciones.
Sentados junto a Tlaloc estaban los Cuatro Tlaloques que ayudaban a su señor a distribuir la lluvia sobre la tierra, portando grandes vasijas llenas de agua que rompen a palos para derramarla sobre la tierra provocando lluvias y el sonido de los relámpagos.
–Nosotros te avisaremos cuando sea el tiempo de vertir el agua para que tengas tiempo de pintar un cielo oscuro, de tonos grises mezclando el color negro con el blanco, le ofrecieron a Tlapalli.
–Venerables Tlaloques, su ofrecimiento será de gran ayuda para estar lista con mi paleta de tonalidades días antes de las tormentas.
Xochiquetzal, protectora de los tlacuilos, fue la siguiente en hablar.
–Hija del gran Ometecuhtli que te he visto crecer aprendiendo de los tlacuilos, los que escriben pintando los códices, te ofrezco sugerencias de colores para tu lienzo. El color negro tlilli, creado por humo de astilla de pino. La grana cochinilla, insecto parásito del nopal, para el color rojo y las flores matlaxochitl que brindan el color turquesa intenso llamado texotli.
También enviaré desde las costas de Oaxaca los caracoles púrpura cuyo tinte te servirá para matizar tu lienzo con ese color durante las puestas del sol, antes de que oscurezca.
El señor del gremio de los tlacuilos también brindó su ayuda.
– PrincesaTlapalli, cuentas con nosotros para ayudarte a dibujar las nubes en sus diversas formas y ayudar a pintar los atardeceres que diseñes.
Al ver el apoyo que el Concilio Supremo le estaba brindando a su amada hija, Ometecuhtli habló.
–A partir de hoy haré traer todos los días los materiales que necesiten los preparadores de colores para que el cielo tenga el colorido diferente que tanto anhelas.
Al día siguiente, con la ayuda de los tlacuilos, de los artesanos y los astrónomos el Lienzo de Tlapalli cubrió la bóveda celeste para el deleite de los habitantes de este planeta Tlalli, la Tierra. Desde entonces disfrutamos de amaneceres y atardeceres creados por el pincel de la princesa Tlapalli que ama la gama de colores que ofrece la naturaleza.
Glosario
La Gran Tenochtitlan- la ciudad que fundaron los aztecas en 1345 en medio del Lago de Texcoco y hoy es conocida como la ciudad de México.
Nahuatl- es un idioma uto azteca que se habla en México y Centroamérica.
Ometecuhtli– palabra nahuatl que significa el Señor de la Dualidad o el Señor de la Vida.
Tlacuilos- eran hombres y mujeres que sobresalían en el dibujo y eran entrenados en el idioma. Tlacuilo es el que escribe pintando.
Tlalli- palabra nahuatl que significa Tierra.
Tlaloc- deidad azteca de la lluvia.
Tlaloques- en la mitología mexica, eran quienes ayudaban a Tlaloc en la difícil tarea de distribuir la lluvia sobre la tierra.
Tlapalli- palabra nahuatl que significa color.

Leticia Roa Nixon
Leticia Nixon, nacida en la Ciudad de México, cursó la carrera de comunicación en la Universidad Iberoamericana. Desde 1992 se dedica al periodismo comunitario de Filadelfia. Es autora de seis libros y video productora de PhillyCAM. Escribe para philatinos.com y reside en Swarthmore, Pa.