By Brisa Mariana Ables
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My mother used to braid my hair.
She had learned from her mother.
My hair was as long as it was strong,
Down to my waist,
Teasing the floor.
I used to sit in the bathroom as she tugged the hairs tight.
“¡Siéntate bien!”
She’d say with all her might.
I loved my hair like branches intertwined.
They danced as they swung left and right.
“¡Siéntate bien!”
She’d say and I wouldn’t fight.
I felt connected to her then,
Her strong hands from years of work.
I can imagine her sitting as a child with her mother telling her,
“¡Siéntate bien!”
How her body must have looked like mine.
Full of contained energy.
Our bodies are trunks,
With roots that go beyond.
They intertwine like the branches of our hair.
I was 16 when I cut it all off.
My once expanding branches mere twigs.
It took me a few more years to let my hair grow out again.
It no longer teases the floor but it rests on my shoulders.
The once strong branches are mending.
Although they are not what they used to be,
I can still feel the connection.
Through the branches,
Into the trunk,
Down to the roots,
A body that never once forgot.
Me siento bien.
Author: Brisa Mariana Ables
Spanish Version
Traducción: Ray Lynn Ables y Avelardo Montezuma
Mi madre solía trenzarme el pelo.
Había aprendido de su madre.
Mi cabello era tan largo como fuerte,
hasta mi cintura,
provocando al suelo.
Me sentaba en el baño mientras me jalaba los cabellos para apretarlos.
“¡Siéntate bien!”
decía con todas sus fuerzas.
Yo amaba mi cabello como ramas entrelazadas.
Bailaban mientras se balanceaban a la izquierda y a la derecha.
“¡Siéntate bien!”
decía y no me resistía.
Me sentía conectada a ella en ese momento,
sus manos fuertes por los años de trabajo.
Puedo imaginármela sentada de niña
con su madre diciéndole
“¡Siéntate bien!”
Cómo debería haberse parecido su cuerpo al mío,
lleno de energía contenida.
Nuestros cuerpos son troncos,
con raíces que van más allá.
Se entrelazan como las ramas de nuestro cabello.
Tenía 16 años cuando me lo corté todo.
Las ramas que alguna vez se expandían, apenas ramitas.
Me tomó unos cuantos años dejarlo crecer de nuevo.
Ya no provoca al suelo, pero reposa en mis hombros.
Las ramas que alguna vez fueron fuertes se están recuperando.
Aunque no son lo que solían ser,
aún puedo sentir la conexión
por las ramas,
bajando por el tronco,
hasta las raíces,
un cuerpo que en ningún momento olvidó.
Me siento bien.
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